No suelo comer muchos espárragos. Es más, desde que era muy jovencita ha sido uno de los alimentos que he rechazado constantemente. Me daba igual el tipo, la forma en la que estuvieran cocinados… Hasta que caí… y es que el amor hace estragos…
Os explicaré. En una cita con un hombre maravilloso y encantador, el lugar de encuentro fue su hogar, ya que quería enseñarme su arte en la cocina. Casi me da un síncope cuando vi que su especialidad eran los calamares con espárragos. Pero como era tan guapo, educado y perfecto, no podía decir que no soportaba los espárragos, sonreí, los probé… y lo siguiente fue pedirle la receta porque jamás imaginé que me acabaría un plato con espárragos como principal ingrediente.
Así que si a vosotros os ha pasado lo mismo, probad esta receta, el trauma de los espárragos lo superaréis para siempre y además… ¡sin engordar!